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jueves, 14 de julio de 2011

Miedo a ser canarios libres


Nos han tenido psicológicamente enjaulados para sacar el mayor beneficio posible a la colonia más antigua y rentable del mundo. Es realmente increíble cómo muchos canarios siguen sin reaccionar ante todos los abusos y marginación que sufrimos en estas Islas. Increíble nos parece igualmente que haya gente que pregunte que “de qué vamos a vivir”, cuando podemos superar sustancialmente nuestra renta per capita si evitamos que se lleven la mayor parte de lo que produce Canarias. Nuestros antepasados guanches lucharon para mantener su libertad mientras pudieron, pero una vez destruida su estructura social tuvieron que someterse para sobrevivir, al tiempo que los colonos despreciaban la cultura anterior. No obstante se siguieron practicando costumbres ancestrales, y especialmente el deporte de la “lucha canaria”, como demuestra documentalmente Manuel Hernández, profesor de Historia de la ULL. Pues, en su tesis doctoral “La religiosidad popular en Tenerife en el siglo XVIII” confirma que la “lucha canaria” era un número muy importante en cualquier festividad; sin embargo se había ocultado y ni siquiera Viera y Clavijo, que vivió en ese siglo, hizo mención alguna.

El sistema colonial ha ido borrando de nuestra memoria todo lo que está relacionado con los primeros y legítimos habitantes de estas Islas, los guanches, y aunque en 1812 Canarias pasó a ser una provincia de España, igual que cuba, en la práctica todo siguió como antes; pues hasta principios del siglo XX se empleó el calificativo “español, la”, en vez del actual peninsular. En esta fecha surgió una gran preocupación por conservar las Islas Canarias, tras perder España a Cuba, Puerto Rico y Filipinas, según se desprende de “La literatura militar” que el historiador Julio Hernández publicó en el periódico “El Día”a mediados de los años ochenta. En dicha correspondencia, los militares en Canarias le pedían a su Majestad que enviaran oficiales ejemplares para no perder esta última colonia.

Paulatinamente, el aparato estatal ha venido reforzando la “españolidad” de Canarias, logrando que los ciudadanos de estas Islas no sepan lo más importante de su historia ni de quienes descienden, ya que a la gran mayoría de los guanches les dieron apellidos castellanos. Para ello, el sistema colonial sigue contando con muchos aliados, incluso para imponer miedo. Cuenta con políticos que colaboran porque tienen miedo a perder sus privilegios. Encuentra colaboradores en la cultura canaria, verdaderos mercenarios que buscan protección y suculentas subvenciones. Asimismo hay intelectuales “agradecidos” o que simplemente tienen miedo a ser marginados, a no poder optar a premios y reconocimientos; también existen muchos profesionales, especialmente profesores, que tienen miedo a no poder ascender, igual que padres de familia, que temen que puedan tomar represalias con sus hijos al optar a un puesto de trabajo. Aquí también hay miedo a ser tachados de racistas o xenófobos para que nadie proteste aunque se sienta perjudicado con respecto a un foráneo; pues ya no nos preguntan si somos canarios, sino residentes. Los políticos canarios hablan de dar preferencia al trabajo a los “residentes”. El estatuto de la falsa autonomía refleja estratégicamente que todos los que viven en estas Islas son canarios. No podemos negarles sus derechos, pero no es lo mismo ser residente que canario.

Existe mucho miedo; sobretodo, miedo a ser canarios libres, a vivir en auténtica democracia, en un Estado canario soberano reconocido en la ONU, en una República social y democrática, protegida por el Derecho Internacional como, por ejemplo, el archipiélago de Cabo Verde. Hay canarios que tienen miedo a vivir mejor, miedo a no tener que pedirle a España y a la UE, miedo a poder disfrutar de una mejor renta per cápita. Por ello debemos perder todo el miedo de una vez y sustituirlo por seguridad, prosperidad y progreso en general, pero libres como nuestros antepasados guanches antes de ser sometidos. Varios de ellos no pudieron soportar la pérdida de libertad y prefirieron suicidarse, tales como Bentejuí, último jefe indígena de Canaria, y Bentor, hijo del poderoso mencey Bencomo en Tenerife, mientras que otros murieron luchando, como Doramas y Tinguaro. Todos ellos también tuvieron mucho miedo, pero a no ser libres; con toda seguridad pensarían en la libertad para sus descendientes, pero nunca que tendría que transcurrir tanto tiempo. ¡Debemos abandonar la jaula!

José Luís Concepción, Presidente del MP

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