Esbirros de Madrid.

NO SALIMOS de una sorpresa para tropezarnos con otra. Cuando todavía estamos boquiabiertos por las sumisas declaraciones de Manuel Hermoso ante el colonialismo español, recogemos en nuestro propio periódico unas manifestaciones de la viceconsejera de Hacienda y Planificación del Gobierno de Canarias, Rosa Rodríguez, en la que pide a los socialistas canarios que intercedan ante el Estado para que no exija una reducción del gasto público tan desmedida en nuestras Islas. He aquí a una representante del Gobierno de Canarias suplicando a los socialistas, a los miembros y miembras de un partido estatal, que intercedan para que no le quiten a Canarias las pocas migajas que recibe. Que se entienda bien: implorando de rodillas que el Gobierno de Madrid no deje de devolvernos al menos esa mínima parte que recibimos de lo mucho que recaudan en nuestra tierra sus oficinas de Hacienda. ¿Puede existir una humillación mayor? ¿Cómo permite usted esto, don Paulino?

Somos conscientes de que la situación actual es consecuencia de múltiples errores anteriores, porque los nacionalistas canarios tampoco han defendido a su tierra con orgullo en el pasado. Acabamos de citar, como lo hemos hecho en dos comentarios previos, unas declaraciones de Manuel Hermoso en las que dice que el independentismo nunca ha tenido arraigo en nuestras islas. No lo ha tenido porque la gente ha estado amordazada. Manuel Hermoso pretende ser uno de los padres del moderno nacionalismo canario. No lo es. No puede serlo, porque la primera obligación de un nacionalista auténtico y no de un bolsillero político es defender a su tierra. Y la única defensa que se puede hacer de un país colonizado es pedir su independencia sin demoras ni componendas. Con independencia, todo lo demás basta; sin ella, todo lo demás sobra. Sobran, por supuesto, las actitudes mendicantes ante los políticos estatales, ya sean del PSOE o del PP. ¿Por qué tiene que depender Canarias de la buena voluntad de los gobernantes de Madrid? ¿Por qué tienen que seguir sometidas a España unas Islas vilmente conquistadas y situadas al borde de la ruina económica y moral después de casi seis siglos de colonialismo? ¿Por qué tenemos que seguir los canarios de cuatro patas para el resto de nuestra vida? ¿No le vale a Manuel Hermoso, a los que piensan como él y a los que les suplican a nuestros amos peninsulares, lo que se hizo con nuestros antepasado aborígenes?

Un día más tenemos que ocuparnos del ex presidente del Gobierno de Canarias. De todo lo que ha dicho tras años de beneficioso silencio para él mismo, para su partido e inclusive para esta tierra, no se le ocurre otra cosa que negar los sentimientos independentistas del pueblo canario. ¡Mentira! Un día más decimos que esto es falso. Siempre ha habido independentistas pero, como decimos, han estado amordazados. En Canarias siempre ha existido un sentimiento contra los peninsulares porque, desde la época de la conquista, el pueblo ha venido arrastrando el sabor amargo de la esclavitud. Más tarde, por razones políticas y de temor a perder la libertad -al encarcelamiento- este mismo pueblo admitió al peninsular pero siguió repudiando al godo; es decir, al español que llega a Canarias con aires prepotentes, despreciando a los que viven aquí y más tarde, en un torpe intento de ocultar su decadencia, hasta tiñéndose el pelo, mordiendo la mano que les da de comer, traicionando a sus compañeros o cometiendo perjurio ante los tribunales. Así son los godos; en especial, los cuatro godos de la Prensa, de quienes algún día daremos a conocer sus nombres. Los mismos godos, que no peninsulares, ante los que dobla la cabeza Manuel Hermoso e implora concesiones Rosa Rodríguez.

No perjudican tanto al pueblo canario los que lo colonizan desde Madrid como los que, residiendo entre nosotros pero convertidos en los esbirros de Madrid, ayudan al invasor a mantenernos narcotizados y sumisos haciéndonos creer que no podemos volar solos. Y para desprestigiar a países que nos pueden servir de ejemplo, ya que nos han precedido en la maravillosa senda de la libertad, se dedican a desacreditar, como acaba de hacer el señor Hermoso, a naciones dignísimas como Cabo Verde. Un país que logró su libertad porque Portugal es un país más culto y generoso que España.