Desgraciadamente, Canarias no sólo está a la cola en educación; lo está en todo. Y cada vez más. ¿De quién es la culpa? Según algunos, del Gobierno autónomo, en manos de los nacionalistas desde hace décadas. Tienen razón quienes piensan así, pero no por el motivo por el que ellos creen tenerla, sino porque los nacionalistas canarios, haciendo caso omiso al primer deber de todo nacionalista, prefieren vivir de las migajas que les echan los españoles en vez de hacer lo primero, y nos atrevemos a decir que lo único, que han de hacer en estos momentos: exigir la libertad de su tierra y no perpetuar más la pantomima de que somos una comunidad autónoma. Es decir, plantear abiertamente la independencia de Canarias a quien corresponda. Empezando por el presidente del Gobierno español, ese nefasto político arruinador de países llamado José Luis Rodríguez Zapatero, y llegando en última instancia hasta el monarca, a quien finalmente habrá que llegar porque en España el Rey, como jefe del Estado, sigue teniendo la última palabra.
¿Cómo es posible que se culpe al Gobierno de Canarias de que vayan mal la educación, la sanidad y otras tantas cosas si este Gobierno no dispone de los recursos necesarios para atender los servicios que demandan los ciudadanos? Y no los tiene porque los recauda y se los lleva la Hacienda española. Hemos oído decir en estos días que la explotación de los nativos sudamericanos por los criollos, una vez que los españoles fueron echados a patadas de América, fue peor que la inflingida por los conquistadores. Falso. La conquista española, tanto la de Canarias como la de América y la de todos los países que sufrieron el despotismo expansionista de los reyes españoles, supuso en todos esos territorios un holocausto similar al que cometieron los nazis con los judíos, e incluso mayor. Un crimen de lesa humanidad que sigue impune porque España ha sabido ocultarlo cobardemente en los foros internacionales. Durante la opresión que sufrió América, los galeones españoles saquearon las riquezas de la población indígena y la dejaron sumida en la miseria hasta tal punto de que sólo ahora, dos siglos después de que echaran de mala manera a los invasores, comienzan a recuperarse.
Lo mismo ha ocurrido en Canarias y, para más ignominia, sigue sucediendo en nuestros días. La Agencia Tributaria española, convertida en los galeones del siglo XXI, continúa esquilmando desaprensivamente nuestros bienes. ¿Se puede realizar una política educativa, sanitaria o de cualquier tipo desde la depauperación económica en la que nos encontramos por culpa de la Metrópoli? Por supuesto que no.
¿Cómo es posible que el pueblo canario no se eche a la calle de inmediato para pedir la independencia? ¿Cómo es posible que nos resignemos a ser súbditos miserablemente colonizados en vez de ciudadanos con nuestra propia identidad y dignidad? ¿Cuándo volveremos a ser la tierra afortunada que éramos antes de la conquista? ¿Cuándo volveremos a disfrutar de unas riquezas que hoy se maman los europeos y los godos?
Antes de concluir, y cambiando de tema, hemos de decir que nos parece bien que se tomen todas las medidas adecuadas para el buen uso del tranvía. Es inadmisible que se hable de suspender el servicio durante ciertas noches de Carnaval por culpa de unos vándalos. ¿Qué hace la Policía Autonómica que no interviene para poner remedio a los desmanes de unos pocos que le hacen la vida insoportable al resto de la sociedad? ¿Qué hacen los nuevos agentes, además de cuadrarse ante los consejeros del Gobierno de Canarias para rendirles honores mientras les pasan revista hocico en alto? ¿O es que no quieren estropear sus bonitos uniformes de opereta interviniendo en las calles para imponer el orden público?
Y ya que estamos con este tema, además de perseguir a los vándalos del tranvía, también habría que controlar a los grafiteros que siguen poniendo las paredes perdidas con la justificación, completamente absurda, de que lo suyo es arte. ¿Arte de qué? La ciudad cada día está peor. Y eso que el señor Bermúdez, candidato a futuro alcalde, habla de potenciarla turísticamente. Lo peor es que en vez de perseguir a los vándalos, a quien se persigue es a los empresarios y ciudadanos honestos. Algo que debemos agradecerle a los socialistas; entre ellos al señor Santiago Pérez.
Me suscribo completamente a lo que demuestra con este artículo el gran periodista santacrucero, David Zamorano. Ahul
ResponderEliminarpero esto lo ha escrito beztehuya o no? david zamorano es el del otro bloc anterior a este que yo sepa.
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